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domingo, 3 de julio de 2011

Una súplica por la perseverancia.



No sé qué dirán de mí. Cuando de repente, tal vez, no lo sé; vean mi blog. Me tarde más de tres horas realizándole algunas modificaciones. Es muy cierto, no siempre los grandes esfuerzos conllevan grandes retribuciones. Al fin de cuentas no todo lo que hagas le va agradar a todos. Y eso es justamente el problema.
Este bendito blog depende de las personas, amigos, compañeros de estudio, familiares o algún curioso internauta que dio con este espacio y casualmente le agrado el lugar. Muchas veces sería de gran ayuda saber qué es lo que piensan las personas para así poder determinar que preferencias tienen. Los comienzos son duros. En este mundo tan competente y sobretodo la internet que puede ser tan cruel. Te puede alzar hasta lo más alto del Everest o te puede precipitar hasta lo más bajo del Tártaro. Pero en medio de todo este trajín queda la satisfacción de al menos haber intentado hacer algo.



Algunas personas lo valorarán, otras ni importancia le darán. Otras hablarán bien de ti, otras solo verán sus defectos.; sin embargo hay que ser valiente y asumir esos retos. Me pongo en el lugar de las empresas. Pongo un ejemplo más cercano. Mi papá de profesión contador, un día se sintió mal y fue hospitalizado. Tuvo que ser internado y luego pasar por una operación en que le tuvieron que extirpar un riñón. Luego de esta situación el seguro lo declaró como no habilitado para seguir trabajando, por tanto dejo de laborar en Mepal, una sucursal de la corporación colombiana Carvajal. Fueron buenos tiempos entonces cuando prestaba sus servicios. Teníamos la posibilidad de financiar los útiles escolares con descuentos, ya que prestaba también servicios a la agencia de libros y útiles escolares: Norma, que pertenece a la misma corporación.


Pero, ¿qué podíamos hacer? La vida es así.  En ocasiones te golpea muy duro. Sin embargo nosotros teníamos la fe de que nuestro Señor Jesús no nos dejaría desamparados. Y efectivamente no nos abandono. Permitió que con el dinero que recibió  de la empresa, debido a la situación que estaba pasando, pudiese invertirla en un pequeño negocio. Fue la idea de uno de mis tíos, cuñado de mi papá. Le propuso la idea de crear una especie de pequeña imprenta, aunque también se realizarían trabajos de diseño gráfico. Pero ¿cuál es el punto de este relato?




Pues ese. Había que empezar de nuevo. Mi padre particularmente no conoce mucho de este negocio. El hecho de salir a buscar a los clientes. Atender los temas judiciales pertinentes a su situación de salud, afrontar los gastos de la casa. Cierto día mi papá trataba de enviar un fuerte monto de dinero a mi tío, luego de haber concluido un trabajo. Lamentablemente hubo un problema en la trasferencia, que en realidad se trataba de un robo por internet. Pucha que terrible. Había que pagar varias deudas pendientes. La situación fue terrible. No fue la única situación desagradable, hace poco a mi tío, el socio con mi padre de este pequeño negocio, le robaron varios objetos de su residencia.

Aún más terrible, sin embargo ¿eso merecía rendirse? Claro que no. Fue un golpe, fue un desliz de la vida. Hay algo muy importante que dice respecto a esto la santa palabra de Dios: aprender a soportar las tribulaciones. Es cierto: Duelen. Dan ganas de abandonarlo todo. Sin embargo rindiéndome ¿qué gano?

En mi caso, el día viernes, durante la clase de estadística, estuve revisando mi record de notas. Los resultados ya me los esperaba. Este ciclo ha sido uno donde estas han bajado mucho. Entonces es importante para mí tomar en cuenta: saber perseverar.


Justo de este curso: Estadística, es uno del que me siento que “solo Dios me podría salvar”. Después de todo, debo intentarlo hasta el final. El Señor verá mis intenciones. Sé que lo justo brillará.


Retomando el tema del blog. Esta es la senda que deseo seguir: la perseverancia. Aunque en un principio sea duro. Yo sé que no estoy solo; el Señor está conmigo. No porque sea muy bueno, sino por todo lo contrario, porque conoce cuan débil soy. Porque es muchas veces en la debilidad donde se aprende, se convierte y se escucha a Dios; contantemente el nos habla. Somos nosotros quienes no lo queremos escuchar. Este trabajo lo dejo en sus manos.


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