¿Estas ahí mirando?

sábado, 25 de junio de 2011

El incidente que se llevó mi vida. El día de mi muerte.

Aquella noche retorno de una gira por Europa. Estaba agotado, firmando autógrafos, paseando con gente muy importante. Había conocido a un sultán que le regalo una camioneta y le invito a volar en su jet privado. Llegaron a un restaurante francés y degustaron una sopas exóticas pero de poco agradables para el peruano paladar del invitado. Aquella noche estuvo recordando a su familia allá en Lima, en aquella casa de tres pisos en el pasaje Dos de Mayo. Hace tiempo que no sabía nada de su madre. Corporaciones LC había progresado mucho y había ascendido a un caudal de más de ocho mil dólares. Al día siguiente el joven fotógrafo viajaría Walt Disney a realizar unas fotografías para una importante revista que estaba financiando aquellas fotos para una obra de labor social.  Recibió algunas llamadas de parte de su novia, una muchacha que había conocido en una tienda de Tokio.  “Mañana te veo a las nueve en punto, cariño”-fue su última palabra antes de apagar la lámpara y dejar aquel día en el olvido. Estaba feliz, sin embargo recordaba aquellos momentos en que no asistió a clases hacia unos veinte años atrás. Lloraba a veces sabiendo que aquel ciclo no supo aprovecharlo bien, sin embargo aún seguía vivo, aún había oportunidad de aprovechar una nueva oportunidad. Algunos amigos de la universidad ocupaban un pequeño espacio entre los muchos cuadros que cubrían la superficie de su pupitre. Sus hermanos estaban en países distintos. Uno había viajado a España, había decidido ir a apoyar a algunas empresas en proyectos de reparación de maquinaria. Su única hermana enseñaba artes plásticas en una universidad y gozaba con su esposo haciendo progresar un pequeño negocio de venta de cuadros que ella había hecho. De sus otros dos hermanos, después de aquella última discusión que tuvieron, no sabía nada más.

Estaba sollozando en sus sueños, recordando aquel martes que le comunicaron que su padre había fallecido. Estaba destrozado, primero había tendido una terrible discusión con su pareja y luego le robaron una enorme cantidad de dinero, que finalmente pudo recuperar. Su padre le había enseñado mucho, a pesar de llevarse por la terquedad propia de la adolescencia, no podía dudar que su padre había sido su mejor instructor. Una semana después, su madre había sido hospitalizada por un problema del corazón. Aquella noche todos los hermanos se volvieron a encontrar. Se dieron las paces, fue una escena muy conmovedora. Su madre aún estaba viva y era quién con su hijo menor se encargaban de dirigir la empresa.

Son las 7:00 a.m, Señor. ¡Oh!, gracias Hernán- le contestó el muchacho. Luego de cambiarse el traje de ayer, el cansancio no le dio opción a cambiarse, fue a bañarse. Le sirvieron su desayuno en una pequeña mesa de aquel inmenso hotel cinco estrellas. No se acordaba que un amigo de trabajo había solicitado ese servicio por él. Viajaban en auto, les faltaba solo algunos kilómetros para llegar. De pronto un auto voltea con brusquedad en U y el otro vehículo sale disparado como una piedra catapultada. Una explosión, fuego y partes del coche fue lo que quedó. La noticia fue publicada en todos los diarios, los familiares de la víctima fueron alertados cuatro horas después del accidente. Algunas amigos también asistieron al funeral.


Nota: Es solo una ilusión de mi vida en el futuro. Se me
ocurrió
 esta idea luego de algunas
 horas en que todo te va y te viene.

Tanto para eso… valió la pena… cansado… llegamos tarde a casa=viaje a San Jerónimo de Surco.

El día miércoles pasado nos fuimos a San Jerónimo de Surco. Este viaje inicialmente  estaba planeado hacia Matucana, pero las circunstancias nos obligaron a cambiar de rumbo. Diversos obstáculos se presentaron, en principio que no todos los compañeros ponían empeño para acordar la fecha del viaje, en lo cual también me incluyo yo. La movilidad que nos iba a transportar inicialmente, una semana antes de irnos nos avisó que no tenía licencia para realizar el viaje, por otro lado no todos los muchachos habían completado su cuota, de unos diecinueve soles. 


Foto tomada apenas llegué al pueblo de San Jerónimo de Surco. El señor de chaqueta que dice "Prensa",
 es mi profesor de fotografía: Eduardo Ramírez, "Cachito". 


Sin embargo, gracias a Dios lo pudimos realizar y particularmente lo disfrute y supongo que también los demás. Partí de mi casa a unos diez minutos para las cinco. Necesitaba salir temprano porque me conozco, sé que si no era así entonces me iba a levantar a eso de las siete. Y nos habían avisado que la movilidad partía a esa hora. Aunque, como son las cosas, muchos compañeros aún no habían llegado habiendo pasado las siete. 







Foto tomada en contrapicada de la pileta de agua, en pleno parque
del pueblo de San Jerónimo.
  Nos movilizamos en una pequeña combi, como así la llamamos los peruanos. Fue bastante incómodo. Dos de mis compañeros tuvieron que cargar a sus enamoradas para poder caber, pero aún así faltaba el profesor. Algunos compañeros con intención de fastidiar decían: “Mándenlo al techo”, y otros reíamos con su payasada. Finalmente pudimos llegar a Lima, en la plaza Dos de Mayo, ahí esperábamos una movilidad para llegar a la plaza central de Chosica, para embarcarnos en el auto rumbo a nuestro destino final.

Yo estuve durante el viaje con una cámara filmadora cubriendo todo aquel panorama a manera de reportero. Necesitaba obviamente llevarme algún buen  recuerdo de aquella experiencia inolvidable. Durante el viaje avistamos unos puestos de mercado así como los que existen por la avenida universitaria antes de llegar al paradero de San Felipe, en Comas. 






Ruta hacia la cascada en el centro arqueológico de Huanano.
Estos mercados son muy comunes en el Perú. Las pista embarradas de desperdicios de verduras o pescado y su putrefacto olor. Personas que transportan su mercadería con carretillas. Si bien me acuerdo un compañero me dijo que era el mercado de La Parada. Si alguien ha viajado  con esas custer donde los cobradores vocean: “Al veintidós, va al veintidós”; al llegar al famoso “22”, seguro me entenderán a qué tipo de mercados me refiero.  Llegamos a la plaza de Chosica, el cielo estaba nublado. Lo primero que aviste fueron unas carpas en el parque de la plaza repleto de juegos mecánicos y puestos de la misma índole. También esto es bastante común en el país encontrar. Durante la primera parte del viaje no la pase muy bien porque la “vejiga me estaba reclamando”. 

Felizmente no muy lejos de allí aviste un baño público y pague treinta céntimos para calmar esta terrible ansiedad fisiológica. Otros compañeros e incluido el profesor hicieron lo mismo. Durante la estancia en el baño descubrí unos escritos bastante curiosos en la pared. Mensajes groseros que culpabilizaban a “los cholos, los serranos” por la actual situación política del Perú. “Triste, pero cierto. Es lamentable que muchos peruanos seamos tan intolerantes a la manera de pensar  diferente”.






 Luego de eso, algunos compañeros avisaron uno de esos tan populares puestos de comida donde tomaron su merienda mañanera. Un amigo mío gentilmente me invitó una hamburguesa. Durante la caminata había una esplendida estatua del general Avelino Cáceres, montando  en su corcel en posición de batalla.  Dos de mis compañeras: “Kathy”, la delegada y Judit, la promotora de los viajes junto con Jesús, enamorado de Córdova, apellido de la delgada; administraban todo lo respecto a los planes del viaje, así como el dinero. Fui a echarles un vistazo, en una tienda, antes de ingresar al auto.  El viaje duro como una hora en el ómnibus antes de llegar al pueblo. El recorrido fue muy interesante, además del paisaje, los inmensos cerros, la carretera sobretodo muy apegada al abismo.

 Pasamos por un par de túneles. También estuve filmando, lo que se me ocurrió en este caso fue sacar la cámara mucho más afuera del límite de la ventana, ciertamente eso es un poco peligroso pero el riesgo valía: “otra perspectiva del camino”. Apenas llegamos sabía que había mucho que fotografiar y la excitación ya movilizaba mis manos. El profesor nos hizo sentar en las escaleras frente a una catedral de paredes rosadas que se encontraba en el pueblo. Allí nos tómanos la primera fotografía todos juntos. Algunos perros rondaba por las tranquilas calles de aquel apacible pueblo que me hacía recordar a algunas calles de Huancayo; cuando más pequeño, viaje con mis padres.




Compañeros de la universidad disfrutando de la catarata.


Vista en perspectiva de la carretera, foto tomada cuando
regresabamos de la visita.

Apenas recibimos las instrucciones del docente cada cual se repartió a buscar su sitio ideal para realizar su recuerdo fotográfico. Dentro de mis primeras fotografías fueron unas que me pidieron algunos amigos de junto a la anterior mencionada catedral. Le pedí a mi amigo Jorge que me prestará la réflex que ya anticipadamente había solicitado a la facultad. Una Canon de 85mm. Otro compañero de cabello largo, negro y ondulado;  me acompañó a realizar las fotografías. Él cargaba su trípode y una cámara digital compacta. Dentro de aquel pueblito, que si bien a donde llegamos primero fue un parque, cerca de allí un colegio. En el parque una escultura, una pila de agua más preciso. Tomé unas contra-picadas, además como había un ancianito que estaba sentado con su bastón, me pareció también un buen elemento; así que también lo capté por el obturador

Pasamos creo alrededor de una media hora y minutos más recorriendo aquella zona. Mi amigo Jorge me pidió la cámara, porque el también necesitaba hacer lo suyo, era necesario turnaros. Luego de alguno minutos todos concordamos en ir hacia una catarata que había cerca de allí.   La catarata de Huanano, allí es donde se encuentra por cierto.  Este fue el camino más complejo que tuvimos que recorrer. En principió porque era una pendiente que ascendía. Además del calor, el territorio accidentado, rocas por montones. Estiércol de  mulas, caballos o lo que haya pasado por allí, y a algunos compañeros les empezó a doler la cabeza; lo que le llaman “mal de altura”. 




Otra foto, desde otro ángulo de la catarata.


Por el camino nos topamos con arrieros de mulas, algunos bovinos a los que también fotografiamos. La caminata fue bastante larga, y cansada claro está. Pero todo fue compensado por un paisaje muy bonito y además de todo la bondad de la naturaleza. Estar fuera de la ciudad es muy bueno y relajante después de todo, aunque sea una vez a las quinientas. Lo más complicado fue subir la pendiente del cerro además del enorme abismo al que nos encontrábamos expuestos mientras más nos acercábamos a la ansiada cascada. Ya en el cerro algunos chicos empezaron a gritar: ¡Ciroooo! ¡Ciroooo! Y como en eso lugares el eco se dispersa mucho algún “pendejo” respondió: ¡Aquí estoy! Y muchas otras tonteras bastante graciosas propias de aquel clima. Bueno, no fui un santo, lo admito, también participe de la pillada. “Cachito, cachito”, vocifere al espacioso cielo, jugando con el eco. “Cachito”, por cierto,  es el apodo del profesor de fotografía, que vestido como agente de prensa nos acompañaba en el viaje. 

El camino era una franja entre paredes de tierra, cactus y otras plantas de aquellas áridas zonas; y por el otro lado la muerte al borde del pie. Desde lejos se veían valles, verde, azul, marrón y amarillo. Combinación de colores, plantas, el cielo azul, esponjosas y blancas nubes. Antes de llegar a la cascada nos detuvimos en una especie de cabañita de paja como aquellas que existen en el parque de las leyendas o en parques campestres.  

Catarata del centro arqueológico de Huanano, en San Jerónimo de Surco.
Se puede notar el pequeño arcoiris que se formó en aquella ocasión.

Es muy seguro que muchos de mis compañeros se hubieran dicho: “Tanto para esto”, y es que efectivamente para los peruanos que esperamos cosas grandes después de tan fatigoso camino, la cascada era pequeña. 

Si era pequeña, pero fascinante en lo personal. Un pequeño arcoíris se vislumbraba a lo lejos cerca donde se empozaba el agua. Y aunque muchos tal vez se quejarán, no les quedo más que conformarse y dejarse de niñerías y gozar de lo que había. Algunos se dieron un chapuzón. Algunos cerca de la cascada, otros un poco más distantes, pero al final la disfrutaron.  Se tomaron fotos, bromearon; mejor dicho nos tomamos fotos, bromeamos cosas como: miren los esculturales cuerpos de fulano, de mengano.

 A una compañera a la que la apodan “La Mami”, Dalina, creo que se llama, el profesor Cuadros, apellido del docente de taller de comunicación, le colocó otro: “Cleopatra”, por su cabello. Fue muy gracioso: Luego de que llegáramos a las pequeñas cataratas, llegaron otros turistas blancones. Uno de ellos pícaro, se dejo fotografiar mientras ensaya poses al bañarse entre las aguas de aquella catarata. “No Dalina, por las puras es… ya está casado, no te va a hacer caso”- se escuchó decir a alguno de los universitarios que fastidiaban a “La Mami”. “Le voy a dar mi cuenta de facebook”- se escuchó bromear al comprometido turista que decidió seguir la corriente. Algunos amigos como: Daniela, Jorge, Jesús, Katherin; aún no habían llegado a las cataratas. 

Ya para entonces nos habíamos tomado una segunda foto todos juntos con “Cachito”, los que estábamos claro está. Ya planeábamos el camino de retorno. Ya prácticamente todos estábamos alistándonos para regresar, cuando llegaron. Primero Daniela, con ellos Irvin, otro compañero que faltaba; luego llegó Jorge y mucho más tarde “Kathy” con Jesús, su enamorado.
Perspectiva del campus de la universidad César Vallejo, en la Panamericana Norte.
 
 Hace ya tiempo que esperaba que llegará Jorge para que me prestase la réflex, pues él se la había quedado y durante el inició del camino solo había podido filmar. Felizmente los que faltaban también pudieron disfrutar de algunos momentos de la catarata y aproveche también para fotografiar a mis amigos.  Retornamos bastante tarde. Estuvimos esperando por algunas horas algún ómnibus que nos trasladase a la plaza central de Chosica, pero la mayor parte venían llenos. 

Estábamos naturalmente agotados, con sueño y lo que esperábamos era irnos sentados y cómodos, desgraciadamente las circunstancias nos eran desfavorables. Llegando a la plaza, mi compañera Judit junto con la delegada y su enamorado estuvieron trabajando juntos para devolver a cada uno de los contribuyentes lo que había restado del viaje. Sucede que varios chicos ya se habían marchado por su lado, así que no quedo más que repartir el dinero y que cada cual volviese a casa por su cuenta.  Alberto, un amigo que conocí en primer ciclo, junto con su enamorada, Silvana; la delgada, su enamorado; Jorge,  Daniela y yo, todos juntos tomamos un auto. “¡Ah!, claro que olvidadizo”, también estuvieron Erwin, Irvin y Emilio; fueron con nosotros hasta Lima central, para buscar de ahí nuestra movilidad hasta nuestros respectivos domicilios.  

Hoy lo que aún espero son las fotografías que tomé con la réflex y estoy buscando los videos que tomé con la filmadora, mi hermana los descargo. Espero tenerlos e mi poder pronto.  

http://www.ucv.edu.pe/home.aspx

jueves, 23 de junio de 2011

En las calles de Lovecity.


Estuve conversando con mi prima por el facebook. Le pregunté acerca del día de su graduación. ¡Qué despistado! Fue una de mis comentarios. Ya había pasado la fecha de aquella celebración.


Ella me pasó unos links para que pudiese apreciar de aquellos memorables momentos que vivió. “¡Wow! Que inmenso lugar. Se parecen a muchos de esos estadios que existen en las películas, como en la de High School Musical”- le dije mientras observaba perplejo las fotografías en el álbum de su “face”. Efectivamente; la cantidad de personas, mis ojos pudieron contar hasta lo más profundo de aquel local que era el estadio del colegio de mi pariente. “Se graduaron unos 400 alumnos”- leí en otro de sus comentarios.


Luego conversamos de algunas cosas más. “Sabias que Elí ya se le propuso a Laura”. A partir de este comentario surge el porvenir de estas líneas y su consecuente desenlace. Ajústense los cinturones que nos vamos a Lovecity.  

El amor. Aún no me ha llegado la hora. Aún la doncella es solo una Dulcinea que se pasea entre la torre del castillo de mis pensamientos. Es tan solo una ilusión. Es una canción romántica que se queda dormida entre las frases que algún poeta escribió. Es un palpitar de corazón que aún no motivo mi obsesión.  


“Todo sobre Eva, Escalera al Cielo”, ¿alguno ha visto estas telenovelas? Pues si no es así háganlo, les aseguro que si son de aquellos que les gustan los amores imposibles les fascinará.

Mientras escribo estas líneas escucho una canción de “Todo sobre Eva” y mientras la voz de la intérprete suena en este aparente espacio solitario, los recuerdos de aquella serie me hacen sollozar.

 Hace algunas horas estuve merodeando los videos de Youtube y encontré uno interesante acerca de La Ciencia del Amor. Este audiovisual enfoca este sentimiento tan profundo desde el punto de vista fisiológico y químico. De aquellas sustancias que se desprenden del cerebro cuando uno siente esa pasión de estar cerca de tu media naranja.  La serotonina, como aquella sustancia que provocan así como una adicción.


El hecho de no poder hacer más que pensar en la persona amada, corresponde a los altos niveles de este neurotransmisor, que puede llevarnos a perdernos en esa nube de fantasías románticas, donde todo lo demás queda en segundo plano. También hablaba acerca de la función de la compensación, y de diversos mecanismos que el ser humano libera bajo las distintas situaciones que puede detectar durante una relación más allá de lo amical.


Los hombres reaccionamos violentamente frente a una decepción amorosa, mientras que las mujeres afrontan está situación bajo una estigma de culpabilidad, es también lo que la científica de este video resalta en esta otra cara de la moneda del amor: el odio y el amor son tan fervientes, que los mismas sustancias que fluyen en el cerebro durante el enamoramiento surge también frente a una decepción amorosa. 

 Por otro lado también vi algo muy gracioso, lo tomo así pero tal vez otros u otras no lo tomen así: Unas investigaciones en universidades de Gran Bretaña han dado por resultado unos parámetros de posibilidades en las personas que desean encontrar pareja. Para los hombres: En un 40% tiene menos posibilidades de conseguir una pareja si estas presentan un alto nivel de intelecto, las mujeres. En cuanto a las mujeres: En un 35% hay más posibilidades que un varón obtenga una pareja si la mujer detecta cierto de grado de inteligencia en su pareja.


Es decir: a los hombres nos gustan más las mujeres bonitas, aunque sean “corchas” y no fomentamos mucho a las intelectuales. Mientras que las mujeres prefieren aquellos varones que saben utilizar ese pedazo de bulbo cerebral que Dios les dio a los de su sexo opuesto.  

Bueno las cosas son muy sorprendentes  y es necesario ser como un niño para poder aprender cada vez más. Los niños tienen algo muy bueno que los filósofos y los científicos admiran, su naturaleza de sentirse curiosos ante lo que existe a su alrededor. Claro aquellos niños que no pasan todo el día viendo tele, esos pobres chavales quedan como mensos.

Bueno para no salirme del tema, podría también describir el amor tomando como puntos de arranque algunas escenas de películas que he visto, una de ellas: Los años maravillosos. La relación del personaje Kevin con Winnie, tomó aquella escena de La Casa de los Besos. Cuando el chico trata de enfrentar aquel tan comprometedor reto, los agarran de sorpresa. Las cosas no salen en un principio como esperaría pero al final de aquel capitulo viene a suceder mejor que lo que se podría esperar. Otra, la película de La Bella y la bestia. La terrible situación de convivir con ese personaje tan gruñón y tan inmisericorde como la bestia, finalmente es trasformada en un nuevo personaje más tierno, gracias a la comprensión de aquella tan sensible doncella.






 El caso más actual de Encantada: Un chica de un cuento de hadas donde todo es color de rosas, pero al ser enviada a nuestro mundo tiene que aprender a adaptarse a los paradigmas del amor de ese entorno, donde “El felices para siempre” no siempre se llega a dar.


Y ¿por qué no? El caso de Todo Sobre Eva: una chica que guardaba un amor por su mejor amigo de la infancia, que pronto se encuentra frustrado ante la llegada de una desconocida. A pesar de la enorme amistad y el cariño que se tienen, el amor de Woo-Jin hacia Young-Mi, puede más que nada hasta el punto de vivir todo aquel calvario frente al mal comportamiento de aquella muchacha tan vengativa y codiciosa. Por el otro lado Sun-Mi sufre ese terrible dolor, de haber perdido al amor de su vida y sufrir mientras ve como lleva una vida tan miserable aquel a quién ella tanto ama.


Quisiera retomar un poco acerca de mi primo, Elí  y de su novia. Mi primo, él es el mayor de entre todos los diecisiete nietos de parte de mi abuela materna. Luego de él, sigo yo. Este año viajó al Perú, él lleva sus cursos universitarios en el extranjero, en la universidad de Pensacola en Florida (USA); se celebraban los 16 años de su hermana, mi prima Sara, la tercera de los cuatro hijos de mi tío. Fue allí cuando a toda la familia nos presento a su novia. Una chica bastante sencilla, lo digo porque era muy cordial y amable. De tez blanca, pelo rubio y unos ojos que si no recuerdo bien eran azules. Una chica muy agradable, su nombre original es Lauren (Lorren, se pronuncia). Nos cantaron que el viajó que mi primo viajo hasta Hawái para proponerle matrimonio, durante las vacaciones. Mencionó esto porque es de suma importancia en nuestra familia que él será el primero de entro los Chira, en asentar cabeza. ¿Quién le seguirá después? No lo sé. Lo único que diría es que deseo que sea muy feliz y que pueda afrontar con responsabilidad esta nueva etapa de su vida.

Bueno hasta aquí va la primera parte de este tan excitante tema: El amor.

Continuará...


miércoles, 22 de junio de 2011

Se postergó el tema. Un martes sin igual. Descanse en paz, madre de la hermana Daría.

Hoy ha sido un día sin igual, aunque suene reiterativo, ya que cada día tiene su propia particularidad que lo hace diferente a todos los demás. En principio el día de ayer recién me acosté pasado las tres de la madrugada. Al día siguiente se me hizo muy pesado levantarme. Las clases empiezan a las 7:30 am. Me dije: “Iré a la segunda hora, después de todo siempre llegó tarde”. 

Pensaba que como otra veces, después de permanecer bastante tiempo en el ómnibus, cruzar el puente a cuyo paradero ya todos lo conocen como “Vallejo”, subir las escaleras hasta el séptimo piso;  encontraría la puerta cerrada y tendría que bajar nuevamente y esperar el “breik” para recién poder ingresar al salón. Grande fue mi sorpresa que encontré la puerta abierta, entonces primero fui a los urinarios y luego agilicé el paso para ingresar al salón, el profesor estaba a punto de cerrar la puerta. 

“Válgame Dios, de la que me salve ¡huff!”. No fue mi única sorpresa, había a esas horas, ya eran más de las ocho, muy pocos alumnos en el aula. Verónica, una amiga mía, se había sentado en primera fila, naturalmente fui a preguntarle la extraña situación, ya que casi siempre se sienta atrás.

El profesor me dijo, entregándome una hoja bond en blanco: “escriba sobre lo que usted quiera”. No sabía a qué se refería, pensaba que se trataba de redactar otro ensayo como la semana anterior. Pero no fue así, esta vez nos tocó hacer un post. 


Terminado aquella clase acompañe a mi amigo Jorge hasta la galería César Vallejo, que se encuentra cruzando el antes mencionado puente. Allí, en uno de aquellos locales donde se alquilan cabinas de internet,  él bajó las fotos del viaje a San Jerónimo de Surco a mi USB; estuve mientras tanto, conversando de varias cosas con él, cosas personales. De pronto llegó Daniela, supuestamente a mi parecer luego de “Kathy” y Salvador, será con Jorge la próxima pareja del 701.

Me despedí de mis amigos, me avisaron que se iban a quedar a degustar un sabroso cebiche, yo retorne a la universidad porque me tocaban clases de Semiótica. Estuve muy preocupado durante el recorrido; “el día viernes tocan las entrevistas y aún no hemos invitado a nadie, necesito hablar con los chicos al respecto”- pensaba mientras cruzaba el puente para asistir a mis clases.


Prácticamente todo el cansancio que no demostré en la clase de la mañana, se me vino de porrazo en la tarde. Estuve como sonámbulo mientras la profesora Brenner tocaba el tema de  “El mensaje televisivo”. No podía mantener los ojos abiertos, por ratos me levantaba, apuntaba algunas cosas y nuevamente me recostaba para retomar aquella angustiosa siesta. La docente nos dijo que está era prácticamente la última clase teórica del curso y que la próxima semana debíamos llegar temprano para ver un video. 

“Tienen que rehacer todos, sus trabajos, sino tendré que desaprobarlos”- se escucho decir a la licenciada mientras algunos compañeros salían al frente  a exponer el trabajo grupal. Esta vez, fue una de las pocas veces, que no hice “ni huevo”. Me quede jato, como dicen algunos. No cabía en mi cabeza, otra cosa más que ir a dormir muy calientito a mi camita. No hice nada del trabajo.

“Hoy es martes y le toca a mi grupo hacer el tema, pucha y además de los problemas de la universidad, la cosa se me está complicando”; era la realidad cruda del momento. Retorné con mi hermano tomando la Santa Cruz, otros la conocen como “La 13”, pagamos 80 céntimos de medio pasaje.

Hablaba de estos problemas con mi madre y ella, por eso la quiero tanto, siempre estaba allí para levantarme mi cansado animo. Terminé de comer lo que había quedado de la merienda que mi abuelita me prepara para llevarme a la universidad.

Luego fui a lavarme los dientes. Tomé la casaca ploma que había llevado a la universidad, una de mangas largas tipo como la usan los pandilleros de barrio, y salí camino al catecumenio, también le llaman el CEO y centro Familia de Nazaret,  para realizar lo que nos tacaba hacer aquel día, a mi grupo y a mí.

Solo se encontraban cuatro miembros del grupo; la esposa del hermano Víctor, así le llamamos a cada miembro de la comunidad, que es el único matrimonio de nuestro grupo, aún se encontraba fuera de casa resolviendo un tema judicial pendiente en que se encontraba involucrada su hermana consanguínea. 

Bueno no nos quedaba más que empezar los que estábamos, pero fue la gracia de Dios lo que nos permitió postergar esto para realizar lo siguiente, que es por lo que escribo está crónica. Normalmente todos los martes nos reunimos, al grupo que le toca hace su tema y luego suceden otras demás cosas que lo saben aquellos que pertenecen al camino neo catecumenal, que ya pasaron el primer escrutinio.

 No lo voy a contar. Esta vez el responsable de mi comunidad, a todos los miembros de la misma nos dio un mensaje inesperado: “Vamos a realizar unas vísperas, la madre de una de nuestras hermanas a fallecido y ella nos ha pedido (que podamos trasladarnos hasta el km18) ha realizar esas vísperas”. Le encargué mis bongos a uno de mis hermanos de la comunidad y salí corriendo de vuelta  casa. Llevaba en la mano una camisa celeste que se había quedado refundida entre los bolsillos de una vieja mochila que uso para guardar aquel instrumento de percusión.

También había retornado a casa para asegurarme de llevar dinero para mi pasaje. Partimos con la Santa Cruz alrededor de 30 hermanos hasta el paradero de unas motos que nos llevaron hasta El Mirador, que se encuentra en una parte bastante alta del cerro del kilometro 18.

La casa de la hermana Daría, que es el nombre de la feligrés que perdió a su madre el día de ayer y que recién en la tarde del día de hoy le avisaron que había fallecido, se encontraba cerca del enorme mirador, una casa de madera bastante humilde. Bastantes personas se encontraban  a las afueras de la casa, participando del velatorio; creo yo que eran vecinos de aquella zona.

 El enorme mirador daba un magnifico panorama de aquella enorme urbe. “Son como un centenar de velas prendidas en un río”- le dije a un hermano mientras contemplaba el cielo y la gran iluminación de las calles.




Nos llamaron a algunos hermanos, los salmistas, dentro de los cuales yo me incluyo. El responsable de los cantos, Carlos,  junto con Yessie, una hermana de mi comunidad, repartían los cantos para la realización de las vísperas. A mí me tocó el primer salmo: “¡Que amables son tus moradas!”. Habían muchas personas afuera, entre hermanos de comunidad y vecinos o personas que habían venido, supongo,  a darle el pésame por la pérdida de su madre, a la hermana. Realizamos los laudes, leyendo algunas lecturas de la biblia, cantando salmos, y rezando el Padre Nuestro. La hermana estaba bastante dolida, cantaba con mucho entusiasmo los salmos. Era su forma de apaciguar esta pérdida que como hijo es muy, muy dolorosa.








Estaba bastante nervioso, ya que iba cantar ante personas desconocidas, claro que ya había afrontado esas situaciones, pero cada día es algo nuevo, era un nuevo reto.
 La voz se nos cortó un poco a muchos salmistas mientras cantábamos, felizmente pudimos terminar el salmo. Mientras nosotros orábamos, por otro lado de afuera se escuchaba risas y algunos comentarios que trataban de distraer.

Retornamos a casa a eso de las 11:30pm. Y bueno ahora me encuentro terminado estas líneas y luego levantar a mi tío Jorge para que empiece a chambear. Son exactamente la una y veintiséis de la noche. Aquí terminan estas líneas.   









martes, 21 de junio de 2011

Amén a mi primer concierto en vivo: Amén en la UCV.

Amén, amén. ¡Qué! Un grupo cristiano- le dije. No es un grupo de rock muy conocido- me refutó Arturo. ¿Es del extranjero?- le pregunté. No es de aquí, es del  Perú- me contestó mi primo. Amén, amén, me suena conocido- pensaba mientras caminábamos a las afueras de la universidad.  Justo en lo que le llaman en la Vallejo “Auditorio 1”,  allí se encontraba el mencionado grupo. La entrada estaba libre, fue un alivio para mí. 

Prácticamente era la primera vez que tenía ten cerca a un grupo de cuya presencia solo escuchaba en mi mp3, el cual  me lo había regalado mi madrina de bautizo, mandándomelo desde USA.

Claro que lo conocía. Temas como “Tú no estás solo, Fin del tiempo”, sonaron y despertaron la vibra en la cantidad de jóvenes que se habían congregado en aquel edificio. Varias chicas gritaban alocadamente, celulares prendidos y  a la vista de todos adornaron como una procesión de luces todo aquel lugar tan solo alumbrado por los reflectores. 

Los parlantes a todo volumen, se sentía el vibrar del buffer en la panza. Los gritos de las personas eran ensordecedores, y el vibrar de las cuerdas metálicas junto con los golpes en la tarola y los chirridos en los platillos, aumentaban cada vez más la adrenalina. Fue un espectáculo fascinante, prácticamente lo más fascinante fue que nadie se chupo, todos éramos una sola voz como un coro de niños en una parroquia. Algunos saltábamos, otros cantaban a toda voz y otros no paraban de tomar fotografías o grabar en sus celulares. 

Los colores morados cambiando a otro color con cada nota, con cada melodía; acentuaban bien en el musical escenario.  Uno de aquellos hombres jóvenes tenía cabello tipo hongo, enrulado, como los usa el guitarrista Nicholas del grupo Adammo. Unas bellas y deslumbrantes guitarras conectadas a un amplificador, micrófonos con sus correspondientes trípodes, y una batería completa en la parte de atrás de los guitarristas. Para fue muy curioso, había uno de los integrantes que tenía el pelo totalmente lacio y largo como la mujer del Aro, tanto que no sabía si era varón o mujer.

Fue una delicia el concierto, sobre todo cuando su vocalista nos hizo reflexionar con su canción Fin del tiempo, en el fragmento: “habría unión si supieran que el amor no es una ciencia,… el amor no es una ciencia”- volvió a insistir, y la multitud de universitarios acato el mensaje en aplausos y gritos propios de los buenos conciertos. Dentro de la función el baterista remato una de las piezas con un “solo” en percusión. Creo que fue una de las cosas que más le encanto a la gente, alentando al baterista a proseguir cada vez más rápido, acentuando los gritos como quién dice “ole” en una carrera de toros. 

Creo que si más no me acuerdo, era una semana de exámenes parciales o próximas a ellos, realmente no tengo memoria; pero lo que sí sé es que era entonces un cachimbo, tímido y preocupado por tratar de acoplarme a esta nueva situación académica.

 En medio de todo, aquel día no me había ido tan bien, aquel concierto le cambio la sintonía a esa mala sensación que planeaba acompañarme a casa. 

En ese entonces: Arturo mi primo, que tiene mi misma edad, tan solo diferimos por meses; estudiaba Ciencias de la Comunicación, lo mismo que aún estudio hoy, en la César Vallejo. Era entonces el año 2009.   





   

Recordar lo que gustaría se quedará, pero se escapa como el agua en las manos.

Hoy es 21 de junio, el día 14 del siguiente mes culmina este ciclo. 

Sucede lo que en otros ciclos ha pasado: Los trabajos se juntan, viene la desesperación por presentar los trabajos finales. Como a mí, recién a solo unas cuantas semanas de sustentar el trabajo, recién se ponen las pilas para hacer el trabajo. Ya paso la fiesta de cachimbos, ya paso el viaje del curso de fotografía. Se aproxima el segundo parcial, los últimos esfuerzos y las tan ansiadas vacaciones que algunos aprovecharán para chambear. 

Nos quedan pocos días que nos veremos las caras, que nos podremos molestar y colocarnos apodos. Serán las últimas semanas en que llamaremos “Cachito” al profe de fotografía. Serán las últimas semanas en que el profe “Osito”, nos maravillará con sus historias donde resolvió pesados conflictos. Diría que el profesor ha vivido lo mismo que escribe en su espacio de El Comercio. 

Problemas de todo calibre y la responsabilidad de resolverlos. Me acordaré mucho de él. De su rostro de europeo, de ojos redondos y azules, de aquel día que me dijo “que me cobraría por cada foto que le tomé”. Me acordaré del decano y de sus lisuras durante su instrucción en el salón. 

Me acordaré de aquellos amigos que los veo cada ciclo y cada vez que los veo trató de saludarlos. Me acordaré de sus apodos: “Abuelín, guepetto”. Me acordaré de Emilio, de Erwin, de Irvin y de su frase. “no me gustan prestar mis cosas”.


  Recordaré aquellas bellas sonrisas que dan calidez a sus rostros, me acordaré de Antón y de Córdoba. Me acordaré cuando vi por primera vez llorar a una amiga y luego le invite un alfajor. De “Bana” a quién yo le digo Buendia, de Salvador; de Mayra y aquella entrevista a Tula que tanto le gusto al profesor Cuadros. Con una sonrisa en los labios recordare a la “Cleopatra” del 701, a “La Mami”. Ese será el fin de ciclo un conjunto de recuerdos. Con mucha nostalgia recordaré a Luis y a Verónica, cuando juntos afrontamos el reto de entrevistar a Raúl Vargas., director de la RPP.

También recordaré a Larriviere y sus ocurrencias y a Valles, a Anderson, y esa casaca a cuadros que tanto lo caracteriza.  Allí estarán, en mis recuerdos Alberto y su enamorada Silvana, que en un comienzo no me caía, pero en el viaje descubrí que era una buena persona. 






Alguien dijo alguna vez, la vida es una sola y hay que gozarla. Para que amargarnos y destruir el poco tiempo que estaremos en la tierra. Mejor aprender a perdonar y vivir en paz con los demás. Solo somos peregrinos en este mundo tan terco. Solo somos velas que el tiempo apaga a su antojo. Pero somos conscientes que estamos sujetos a ello, por eso somos superiores a cualquier otro ser de la creación.

Disfrutemos la vida, aprendamos a ver lo bueno a las malas circunstancias, la salida al laberinto.