Son las cinco y veintisiete. Caray todavía falta bastante para que acabe este curso. ¡Si, que acabe! Porfavor.
Por unos momentos traté de concentrarme en estadística, ese santo curso, no puedo prestarle atención ni enterderlo, es un laberinto sin salida. Creo que saldré jalado porque no entiendo ni huevo. Desde el día que este curso empezó rápidamente mi decaida se inició.
Particularmente la matemática no es mi fuerte. Hablarme de física, de geometría, de razonamiento matemático; es como tratar de comer aceitunas, no me agradan y me joden, me joden, me joden la vida.
A veces me gustaría haber nacido en un mundo donde los números no existiesen, pero lamenteblemente son los números los que cosas tan maravillosas han logrado en la ciencia, que tanto me fascina y me hace elogiarla tanto que "cambiaria a una mujer por una computadora"(*). Por no decir que la tecnología que el hombre utiliza, sin la bendita matemática no sería posible que existiese.
El profesor sigue hablando, explicando; pero mi cabeza esta en estas líneas que escribo. Y es que lo siento estoy rendido, solo estoy esperando que lleguen las seis para tomar la movilidad de la universidad para irme a mi casita. Solo quedan aproximandamente dos semanas y el ciclo va a acabar. Hasta ahora tengo cuatro seguidores, me faltan dieciseis. Pucha, lo que menos me gusta es rogar a los demás para que me lean, pero tendré que hacerlo. El cielo es cada vez más menos blanco puro y las luces artificiales van tomando fuerza a estas horas que ya terminará el día.
*Es un dicho machista mío que siendo mucho menor dije alguna vez, En realidad es una farsa. Si no fuera tan tímido sería capaz de ser más entusiasta y tratar de conquistar a alguna chica.